Por: Isabel
Capitulo 4
Mientras tanto Mark se encontraba más concentrado que nunca en su trabajo pero irremediablemente llegaba el momento en que pensaba en ella, ¿por qué no podía tan solo superarlo? Había sido algo muy hermoso... el tiempo que duro.
Sin darse cuenta una vez mas regreso su mente a la escena que lo hizo querer olvidarse de todo ese asunto por completo, repetir aquello en su mente era algún tipo de tortura que su mente efectuaba por si misma.
-...-
Después de técnicamente un mes alejado de ella, a decir verdad tres semanas y media sin verla, y sabia que había sido así por que los había contado. Se dio cuenta de que no podía hacerse el tonto y mantenerse indignado con ella por no haberle contado aquel “pequeño” detalle de estar casada, además él jamás le pregunto si era casada. Aunque claro, nunca pensó algo así.
Así fue como llego al departamento de ella decidido a decirle que había sido un tonto y deseaba intentarlo nuevamente, o eso pensó hasta el momento de llegar a las escaleras cercanas a su apartamento y ver algo que jamás se espero.
“Bueno, creo que es hora de que me vaya”
Un hombre alto y cabellos rubios estaba en el umbral de la puerta del departamento de ella, mientras que esta asentía a sus palabras.
“Si Jon, nos veremos después”
Suponiendo que finalmente ella y su marido habían terminado en buenos términos estaba decidido a acercarse y saludar cuando de pronto vio como él la tomaba del rostro y comenzaba a besarla. Ella cerró sus ojos y una vez separados, entro a su departamento.
Él no quiso ver más, lo había arruinado. Su única reacción fue salir de ahí lo más pronto posible y no volver más.
-...-
“¿Estas ahí Mark?”
Estaba discutiendo un asunto importante con Kian cuando aquel recuerdo vino a su mente, pero decidió dejarlo a un lado para hablar de la importancia que tenían en la sociedad actual las relaciones internacionales.
“Si Kian, ¿en donde nos quedamos?” Inquirió mirando a su amigo.
“Como te iba diciendo...”
El sonido de la puerta fue lo siguiente que interrumpió aquel asunto y mientras su secretaria entraba, él la miro de manera furtiva.
“Lo siento Sr. Feehily, pero aquí afuera se encuentra un joven que dice conocerlo y necesita hablar con usted de manera urgente”
“Dígale que estoy ocupado Sonia”
“No, no te preocupes Mark. Después terminaremos con esto, tu atiende a tu amigo”
Kian salio con rapidez del lugar y Mark solo miro a Sonia indicándole que dejara pasar a su “amigo”. Aquel joven que vio entrar por la puerta era el último que pensaba encontrar por aquellos alrededores.
Al contrario de él, Pierre sabía exactamente a que iba.
“Pierre, ¿a que debo tu visita?”
“Directo al grano, eso me gusta Feehily”
“Bueno, si de Isabela quieres hablar espero y sepas que ese asunto esta cerrado. Creo que ambos lo sabemos”
“Si, vengo a hablar de ella y no. No creo que este cerrado Mark, deberías tomar conciencia del estado en que la dejaste y por eso me atreví a venir hoy”
“¿Cuál estado? Yo creo que esta de la manera mas fantástica a lado de su esposo. ¿O me equivoco?”
“Si, te equivocas Mark ella---”
“¡Por favor!, si los vi besándose. Ella regreso con él, no creo que valga la pena que me vengas a contar del estado deprimido o lo que sea que vienes a decirme que se encuentra si ella encontró con quien esta feliz, yo soy el que la sufrió todo este tiempo y por si no lo crees pues déjame decirte que---”
Durante todo ese tiempo Pierre había intentado hacer una declaración pero no lograba encontrar el momento perfecto, así que solo lo grito.
“¡ESTA EMBARAZADA!”
Al oír aquello Mark enmudeció y cuando comenzaba a arrugar el ceño Pierre continúo.
“Es tuyo, ella jamás regreso con Jon”
“No te creo” Inquirió Mark dudando.
“Cree lo que quieras, solo quería dejarte las cosas en claro”
Y después de aquello salio con rapidez de su lugar de trabajo.
-...-
Miraba inquieta a la puerta de aquel local, Pierre le había dicho que llegaría sin falta a las cuatro y media de la tarde para recogerla y llevarla directo a su departamento.
Con seis meses de embarazo las cosas se complicaban un poco y aunque aun su panza no estaba muy pronunciada comenzaba a tener los problemas de toda mujer embarazada: hormonas alteradas, humor de los mil demonios, voluble como ella sola, un constante dolor de espalda junto con la hinchazón de pies y no podían faltar sus extraños antojos de media noche.
Pero no todo era malo, gracias a su estado podía pasar la mayor parte del tiempo en casa escribiendo y pensando en como terminaría su libro, mas que ser una crónica de todo lo que Mark despertó en ella se había vuelto su nuevo y mas preciado trabajo.
Ahora después de todos esos meses de arduo trabajo (y muchos regaños por parte de Pierre acerca de su condición y lo mucho que debía cuidarse por el bebe) había terminado y publicado el libro, el cual estaba siendo aceptado de una manera muy buena en el medio.
Su gira promocional solo se iba a limitar a las librerías londinenses ya que no deseaba arriesgarse mucho y en eso se encontraba mientras esperaba a Pierre. Cuando por la puerta de aquel local encontró entrando a la persona que pensó no volvería a ver en un largo tiempo. Mark.
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