viernes, 27 de julio de 2007

Tarde - Capitulo 2

Por: Isabel

Capitulo 2
¿Qué sucede conmigo?

Las horas transcurrían tan lentas para Kagome en su escritorio de trabajo que cuando miro por décima vez al reloj y noto que faltaban aun quince minutos para la hora del almuerzo suspiro angustiada. Desde la cena no había podido dormir tranquila y sabia que la culpa de todo la tenían ese par de ojos dorados.

“InuYasha Sassa” pronuncio en un tono de voz tan bajo que probablemente ni la persona con el oído mas fino lograría percibirlo, suspiro por culpa de él una vez mas en lo que iba de la semana.

No sabia que la intrigaba mas sobre ese hombre, si su nombre, sus ojos dorados, su cabellera increíblemente plateada o aquella actitud de ‘no me importa nada’ que mostró aquella noche en la cena. A momentos deseo golpearlo y reprocharle la falta de atención a la velada, en otros se preguntaba que se sentiría besarlo... seguro seria apasionado.

Al caer en cuenta de que seguía fantaseando con uno de los grandes amigos de su prometido sintió que la vergüenza la embargaba. Ella amaba a Kouga y lo supo desde el momento en que lo conoció en el aeropuerto de aquella misma ciudad hacia solo un año, justo cuando Kouga regresaba de un viaje de negocios.

Aquella mirada azul como el mar y a la vez tan intrigante y su sensual voz la llevaron al límite desde el primer momento. Lo único que no lograba explicarse era por que cuando hacían el amor sentía un gran vació, pero siempre supuso que era algún tipo de locura de su parte... tal vez no se esforzaba lo suficiente en disfrutarlo.

Fuera de ese ‘insignificante’ detalle era tan perfecto en todos los sentidos que a veces le daba un poco de miedo, sabia que nadie podía ser perfecto. Pero Kouga lo parecía, estudiante prodigio fuera del país, novio considerado, cariñoso, consentidor y romántico. Gran inversionista y ejecutivo. ¿Qué más podía pedir?.

“¿Soñando despierta?”

Quien entraba por la puerta de su oficina no era nadie más que su mejor amiga Sango.

“No, solo esperaba a que fuera la hora del almuerzo” contesto ella un poco distraída.

“Bueno, pues vamonos por que si mi reloj no esta mal hace exactamente diez minutos salimos del trabajo para poder almorzar”

“No te creo” respondió mirando al reloj para corroborar lo que su amiga le decía, poniéndose de pie tomo su abrigo y camino hacia su amiga “¿Como no me di cuenta?”

“Lo mismo digo yo... ¡menos mal que estabas al tanto!”

Después de aquellas palabras las dos salieron rumbo al elevador para dirigirse al café que tanto frecuentaban a esa hora, el mejor café del mundo – según su opinión – y las mejores comidas rápidas de la ciudad. No podían pedir más.

-...-

“Dime, ¿en que pensabas hace rato?”

La pregunta de Sango la tomo tan de sorpresa que detuvo el tenedor a milímetros de su boca antes de responder.

“Realmente no era nada importante”

Suspiro antes de continuar con su comida y mientras lo hacia no pudo evitar evocar a InuYasha comiendo ramen el fin de semana durante la cena. ¿Comería comida japonesa muy seguido?.

Sacudió su cabeza en un intento por alejarlo de sus pensamientos, ¿Qué demonios pasaba con ella?.

“Insisto. Te sucede algo... escúpelo”

Kagome frunció el ceño al oír a su amiga usar esa palabra como una forma de alentarla a contarle que la perturbaba.

“Te eh dicho que eso se oye feo”

“Y yo que me gusta... no me reprendas y contesta a mi pregunta”

“Sango, no se que me pasa todo el fin de semana no eh podido dejar de pensar en---”

“¿Kagome?”

Sacudió la cabeza desesperada... ahora oía su voz, necesitaba un psicólogo y pronto. Pero al ver los ojos dorados de InuYasha frente a ella mirándola dio un brinco que casi le cuesta el almuerzo.

“InuYasha... ¿cómo estas?”

“Bien, solo pasaba por acá a comprar un café y te vi. No podía irme sin saludarte”

Sango estaba siendo espectadora de todo ese extraño encuentro y después de la reacción de Kagome sospecho que aquel joven era lo que la perturbaba.

“Ahh, bueno... pues que bien que te hayas acordado de uno”

Kagome se sentía perdida en el ámbar de su recién llegado acompañante pero reacciono inmediatamente en cuanto sintió la mirada de su amiga taladrándola, incitándola a presentar a su amigo.

“Sango, él es InuYasha... el amigo de Kouga”

Sango sonrió abiertamente y sin dejarlo decir una palabra agrego.

“Sango, la mejor amiga de Kagome... mucho gusto”

InuYasha sonrió y miro detenidamente a Sango.

“El gusto es mió”

-...-

InuYasha no pensó encontrarse de nuevo con aquel par de ojos, sin embargo, parecía ser que el destino los llevo a encontrarse una vez mas.

Era cierto que tenia prisa y solo bajó del auto por un café a ese lugar que estaba de paso, pero una vez que comenzó a conversar con Kagome y su amiga perdió la noción del tiempo; cuando menos se lo espero era hora de que el receso para el almuerzo de ellas terminara... también él tenia que regresar, tenia cosas pendientes en el trabajo.

Durante la charla había descubierto que ella trabajaba en el edificio de enfrente al café. Una empresa publicitaria reconocida en la ciudad, en numeradas ocasiones el mismo había trabajado por medio de ella... ¿cómo es que nunca antes la había visto?.

Entonces comprendió todo cuando conforme esta se fue desarrollando al descubrir que hacia mucho que trabajaba ahí, pero tenía apenas un año y medio de haber conseguido subir al puesto que disfrutaba en esos instantes. Era la supervisora del departamento de mercadotecnia.

Despidiéndose de manera amable de las dos salio del lugar, no sin antes quedar con Kagome que seria agradable volver a verse en otra ocasión. Ella había aceptado, parecía ser que contrario a lo que pensó en la cena, ella agradaba de él.

-...-

En cuanto lo vio salir del lugar Kagome suspiro aliviada.

“Solo quiero oírlo por tus labios” Agrego Sango sacándola de su trance.

“¿Disculpa?”

No solo no se esperaba esa reacción por parte de su amiga, si no además no lograba entender a que deseaba llegar con esa oración. Intentando comprenderla la miro largo y profundo a los ojos, comprendiendo a que se refería evito su mirada encontrándose a si misma de pronto colorada.

“Lo sabia, ¿te gusta?”

“¡No!” Grito angustiada.

El solo hecho de pensar en aquello la ponía nerviosa, a ella no podía gustarle InuYasha de ninguna manera.

Al darse cuenta de lo ruda que había sido con su amiga se calmo y agrego tranquila.

“No puede gustarme Sango, estoy comprometida y él ciertamente esta casado con una hermosa mujer la cual se ve que es de familia rica como él, modales muy refinados y todo eso... no creo que a lado de ella me prefiriese a mi y no me mires de ese modo. Ambos sabemos que tengo un compromiso, además no soy la única que lo tiene... así que olvida lo que maquilas en tu mente”

Sango sonrió divertida.

“¿De que hablas?, yo no estaba maquilando absolutamente nada”

“Olvídalo, no sucederá”

Y así debía ser... por mas que su mente le jugara chueco esas palabras tendría que grabárselas si era posible con golpes de acero. No sucedería.

InuYasha Sassa era un amigo por cortesía de ahora en adelante. Solo uno mas.

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