lunes, 30 de julio de 2007

Step in the Name of Love - Capitulo 5

Por: Isabel

Capitulo 5

Las palabras de Pierre resonaron por sus oídos durante esos últimos meses, no estaba seguro del si debía seguir a las indicaciones de Pierre y lo que su ansiedad le indicaba o simplemente dejar las cosas como estaban. ¿Si ella estaba embarazada se lo habría notificado no es así?.

Pero no lo había hecho y eso era lo que mas le intrigaba y lo llevaba a dudar de la procedencia del bebe a pesar de lo que Pierre le había afirmado, ¿iba a ser papá?.

Antes solía caminar directo a la librería que quedaba cerca de su trabajo a la hora de la comida para ir a ver que libros nuevos habían, pero el solo hecho de pensar en eso le hacia regresar sus memorias hasta Isabela y por eso hacia mas de dos meses no ponía un solo pie en aquella librería, hasta ese día.

Probablemente fue intuición lo que lo llevo a entrar por aquella puerta y hojear algunos libros que se veían interesantes, lo cierto es que no pudo evitar sentirse nervioso al sentir y ver un par de ojos mirándolo desde el otro lado del establecimiento.

“Isabela”

-...-

Mientras lo miraba, una niña insistía en tener su atención para firmar el que podría ser el ultimo libro del día, pero ciertamente toda su atención la ocupaba Mark; él cual al notar la insistente mirada se dirigió hacia ella.

“Señorita” Dijo una vez mas la pequeña tirando de su suéter y rompiendo así el mágico momento que Isabela comenzaba a crear en su mente.

“¿A nombre de quien pequeña?” Pregunto sonriendo tiernamente y mirando de reojo al frente en busca de Mark.

“Alicia”

Sin mirar detenidamente hacia donde había visto a Mark se dirigió a la pequeña y comenzó a firmarle con mucho cariño su dedicatoria, justo después se agacho y comenzó a poner un poco de maquillaje en su rostro, intentando no parecer tan pálida al momento que Mark se acercase a ella, por que se iba a acercar... ¿no era así?

“¿Qué haces?” pregunto Helen tomándola del brazo y sentándola correctamente

“Nada, nada en especial” Replico ella acomodándose una vez mas el cabello y Helen miro a los lados intrigada.

“¿No será que viste algún lindo chico y no quieres que lo vea?”

Helen, su editora era al menos unos dos años mayor que ella y deseaba verla llegar tan lejos como siempre lo había soñado. Aun así, eso no quitaba que en ocasiones fungiera también como algún tipo de mala amiga que la quería inducir a comportarse de manera indebida, su estatus casi natural de soltera la llevaba a comportarse en ocasiones como una chica de veinte años.

“No” dijo ella antes de romper en risa, a veces Helen podía hacerla reír con el comentario más tonto.

“Mmm, esta bien te creo. Pero donde me salga un chamacon estaré segura de que me lo ocultaste”

Después de aquellas palabras la delgada figura de Helen se perdió entre los estantes y ella miro nerviosa al frente de la tienda, después a un lado... termino poniéndose de pie e intento detectar en alguna parte la esbelta figura de Mark. Pero no la encontró, se había ido sin hablar con ella.

Estaba a punto de derramar la primera lágrima cuando Pierre apareció frente a ella con un bello ramo de rosas.

“¡Pierre!” exclamo ella tomando el ramo y abrazándolo “¿Y esto?”

El chico de ojos verdes beso su mejilla y después agrego.

“Te mereces esas y muchas mas. ¡Felicidades por tu libro nena!”

“No tenias que molestarte” Replico ella emocionada.

“Mi placer... ahora vamonos, eh preparado una deliciosa cena para los tres”

Isabela lo miro confundida y después cayó en cuentas. Los tres, ellos dos y el bebe.

Si Pierre no fuera gay probablemente estaría perdidamente enamorada de él y sus detalles. Era una fortuna contar con un amigo como él para apoyarla cuando mas lo necesitaba.

-...-

Mark se recostó en su cama aquella noche sintiéndose el mas cobarde de los hombres, habría podido hablar con ella y sin embargo al verla reír tan contenta mientras charlaba con aquella mujer se dio cuenta de que no podría enfrentarla, además estaba seguro de que estaba feliz. Se le veía sana y más hermosa que nunca.

La mujer que conoció delgada ahora estaba mas robusta pero sin perder aquella belleza que la caracterizo desde el principio, sus mechones obscuros de cabello estaban sueltos y caían detrás de su espalda rizándose solo un poco, sus ojos entre grises y verdes lucían mas claros que nunca y su ahora notoria panza de embarazada la convertían en la mamá mas hermosa que jamás haya visto.

Sin embargo, no tardo mucho en quedar profundamente dormido, teniendo como ultima imagen del día el bello rostro de Isabela.

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