sábado, 28 de julio de 2007

Tarde - Capitulo 4

Por: Isabel

Capitulo 4
Confesiones especiales

Aquella mañana Kikyou se levanto a primera hora y observo a InuYasha mientras dormía aun placidamente. Se preguntaba que había sucedido con ambos; con su matrimonio. No era ningún secreto que él no deseaba casarse a pesar del gran cariño que le profesaba a ella, pero cuando logro convencerle de aquello pensó que había ganado la batalla, que había ganado al gran InuYasha Sassa… pero a los pocos meses de casados se dio cuenta de que no había sido así.

“Tal vez jamás lo logres” musito en voz baja mientras se levantaba con cautela rumbo al baño, lista para iniciar un nuevo día y ya tenia pensado justo lo que haría en el.

-…-

“¿A que te refieres con ‘volví a soñar con él’?” inquirió Sango. “¿Quieres decir que ya habías soñado con él antes?”

Una apenada Kagome la miro e inquirió nerviosa.

“Si Sango y esto comienza a preocuparme de sobremanera, realmente no me agrada todo esto. Simplemente no es correcto”

“¿Y que es lo correcto?, ¿casarte con alguien que por lo visto no es quien te llena plenamente?” Después de decir eso se arrepintió.

“¡No!, ¿Cómo te atreves a decir eso Sango?. Tu sabes que no es así, ¡yo lo quiero!, y no quiero perderlo. Tu sabes cuando luche por él antes y como hemos luchado juntos para llegar a esto, Kouga lo merece… ambos lo merecemos”

“Lo siento Kagome, no fue mi intención decir eso. Solo se me salio” Totalmente apenada se puso de pie y camino rumbo a la salida. “Creo que será mejor que me vaya y te deje sola un rato. Y Kagome… piénsalo bien, tal vez después de todo él no sea el indicado para ti”

“El indicado” pronuncio Kagome pensativa mientras miraba a Sango salir de su oficina.

-…-

“Con su permiso Sr. Kouga”

Su pelirroja secretaria se acerco a él con cautela y le entrego una gran cantidad de cartas para revisar.

“Muchas gracias Ayame, te puedes retirar”

Sin siquiera responder la chica salio del lugar y dejo a Kouga a solas con los sobres, los tomo uno por uno hasta llegar a la carta que tanto había esperado, era una carta de Hakaku uno de sus grandes amigos de la universidad junto con Guinta para confirmarle su asistencia para la boda. Pero lo que lo lleno de un gozo pleno fue el saber que aceptaba de todo corazón ser uno de sus padrinos de boda.

Emocionado ante la noticia guardo la carta en uno de los cajones de su escritorio y se quedo pensando en aquello que lo había estado intrigando desde hacia unos días.

Su problema en cuestión se limitaba a Kagome. No entendía que era lo que sucedía últimamente con ella y eso lo preocupaba de sobremanera. Ya eran numerosas noches que la escuchaba jadear mientras dormía y no sabia si eran pesadillas o algo mas lo que rondaban sus sueños y ella no ayudaba mucho ya que si le preguntaban que sucedía ella solo contestaba que nada y aunque ella pensara que no, él se daba cuenta que una vez despertada tardaba en conciliar el sueño de nueva cuenta.

“¿Qué tienes?, te noto pensativo”

Por estar absorto en sus pensamientos no había notado el momento en que InuYasha había ingresado al lugar.

“Nada, solo pensaba en cosas”

“¿Todo bien con Kagome?” pregunto curioso InuYasha, Kouga abrió los ojos asombrado de la notable intuición de su amigo y antes de poder decir algo InuYasha agrego “Siento meterme en cosas que no me incumben pero no pude evitar preguntar. No te noto bien, sabes”

“No te preocupes. No es nada, son solo cosas mías”

“Bien, eso espero. Por ahora tenemos cosas más importantes que hablar. Como el nuevo contrato, ¿Qué te parece si iniciamos?”

“Perfecto”

Dejó sus pensamientos para otro momento, seguramente todo estaba bien. Solo eran sus nervios de la cercanía de la boda. Solo eso, estaba seguro.

-…-

Durante las siguientes semanas todo mejoro. Kagome no volvió a saber nada de InuYasha y eso la calmo a grandes escalas.

Los sueños, al igual que aquel desaparecieron como si nunca hubiesen existido y gracias a Kami también las preguntas de Kouga, que eran cada vez más insistentes y eso la alteraba.

“¿Vamos al club?”

Aquella mañana de Domingo no tenia nada planeado y pasar un dia a lado de Kouga era todo lo que anhelaba.

“¿Al club?, ¿no prefieres quedarte aquí en casa conmigo?”

La mirada azul frente a ella se endureció un poco e inquieto acoto.

“Kagome, tarde o temprano tendrás que ir a allí y conocer a todas mis antiguas amistades, se que podrán ser un poco snob pero son buenas personas. ¿Vienes o te quedas?”

La determinación en la voz de él la hizo flaquear por un segundo y no muy convencida asintió.

“Bien, cámbiate por que jugaremos un poco de tenis”

Sin decir nada se puso de pie y fue directo a cambiarse.

Ese era el topo de Kouga que no toleraba, el Kouga que quería controlarla y que hacia lo que él quisiera. Estaba totalmente conciente de que tenia razón, no conocía a muchos de sus amigos además de InuYasha pero con conocerlo a él le había bastado para sentir que tal vez involucrarse en su mundo no le traería mucho bien.

“Lista, vamonos”

-…-

Aquella mañana InuYasha estaba totalmente animado. Había soñado aquella noche con Kagome y su mente realmente había volado alto, de no ser por que había despertado en su cama junto a su esposa habría podido jurar que había sido real.

“¿Listo para irnos?”

Kikyou apareció por la sala lista para salir rumbo al club, era Domingo y como era costumbre solían presentarse a ver a los amigos.

“Si, vamos”

InuYasha salio animado tomándola de la mano y pensó en silencio que su esposa era demasiado caprichosa y voluble; hacia solo unas semanas se estaba cambiando de club. Ese dia regresaba al club y estaba deseosa de ver a todas sus ‘amigas’. Pero todo era cosa de mujeres, él estaba seguro de eso.

Cuando llegaron al club, se dirigieron directo a las canchas de tenis. Había quedado con Kouga un partido digno del mejor jugador y estaba conciente de que no habría mejor contrincante en el deporte para él que Kouga.

Al llegar a las canchas y verlo practicar sonrió al notar que su amigo no perdía la forma, pero sus ojos se desviaron hacia la persona que practicaba con él.

“Kagome”

“¿Qué dijiste cariño?” pregunto Kikyou algo distraída mientras saludaba a Kouga de lejos.

“Nada, creo que será mejor acercarse a saludarlos”

“Justo me leíste la mente”

Y su corazón latió a mil por hora en ese corto fragmento. Sobre todo cuando sintió un par de ojos verdes atravesándolo con la mirada. Sin duda había captado la mirada de Kagome; y sonrió satisfecho.

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