viernes, 27 de julio de 2007

A Ti - Capitulo 2

Por: Isabel
Capitulo 2
Regreso a casa

Dos semanas después Sakura se encontraba llegando al Aeropuerto Regional Tweed de New Haven ubicado a las afueras de su ciudad natal tras haber abordado un avión en el Aeropuerto Internacional JFK de Nueva York. Y cuando vio a su hermano y una chica de cabellos castaños saludarle de manera efusiva supo que después de todo sus días en aquel lugar no serian tan desagradables.

“¡Sakura!, ¡por Dios santo!. Pero que guapa te vez, no te recordaba así” Comento Nakuru mientras la abrazaba con fuerza y un sonriente Touya tomaba su maleta con determinación.

“Gracias Nakuru, ¿Cómo has estado?, no te había visto desde el día de nuestra graduación”

Nakuru sonrió una vez más de manera radiante mientras tomaba de un brazo a Sakura y la dirigía fuera del aeropuerto.

“Lo se, han pasado muchos años. Y ahora me estoy casando con tu hermano, ¿no te parece increíble?. Nunca pensé que me casaría con tu hermano, ni siquiera había pensado que el fuera atractivo hasta el día en que se acerco a mi para venderme uno de aquellos lujosos automóviles que vende”

Sakura miro divertida como su hermano se sonrojaba e intentaba hacerla tropezar para acallar la risa que comenzaba a escapar de sus labios.

“¿Así que Touya te ofreció un automóvil?, hermano pensé que tendrías mejores excusas para hablarle a una linda chica” Touya no respondió nada y las dirigió directo a su automóvil.

El resto del camino hacia su casa había sido muy ameno en compañía de Nakuru, no recordaba que Nakuru fuera tan amigable con ella. Ni siquiera recordaba que se llevase con ella, pero si de algo estaba segura era de que jamás le había hecho algo y eso le atribuía puntos para ganarse su simpatía, sin duda alguna era digna de estar con su hermano y aplaudiría su decisión estando ahí o del otro lado del mundo.

“Hemos llegado a casa”

Aquel anuncio por parte de Touya la saco de la amigable platica con Nakuru y no pudo evitar voltear hacia la casa donde había crecido, estaba tal y como la recordaba... aquel gran árbol, aquellos mismos colores, ventanas. Todo era lo mismo, camino hacia la puerta un poco nerviosa y al tocar el timbre una señora de increíbles ojos verdes la miro con ternura.

“¡Sakura!”

Esa era su madre, la tomo con fuerza de los hombros y la abrazo como si se le fuera le vida en ello, solo su madre sabia abrazar de esa manera y ella devolvió el abrazo de la misma forma.

“Que bueno que decidiste venir, ya era hora de que decidieras madurar y enterrar viejos rencores. ¡Fujikata!, ¡Saku ha llegado!”

Sakura entro con su mama de la mano rumbo al salón y se encontró con la sabia mirada de su padre, Fujikata Kinomoto había sido un gran profesor en la Universidad de Yale que esta a las afueras de New Haven cuando ella apenas era una pequeña niña. Ahora se encontraba jubilado y viviendo los mejores años de su vida a lado de su mamá.

“Hola papi”

Fujikata sonrió y se puso de pie dejando a un lado el libro que tenia en sus manos y abrazo a Sakura con fuerza mientras jugaba con su cabello a como siempre solía hacer.

“Has crecido y tu cabello también Sakura. Me da gusto verte en casa después de tanto tiempo, ya me había aburrido de tener que tomar ese tonto avión solo para ver tu hermosa cara una vez mas”

“Lo se papa, lo se... yo también te quiero”

Fujikata sonrió complacido y miro a su esposa con una sonrisa que solo tenia para ella.

“¿Esta la comida lista?, creo que Saku necesita comer. Esta mas delgada todavía de la ultima vez que la vimos. Necesita alimentarse”

Sakura rió ante aquellas palabras de su papá y se dirigió junto con su familia al comedor, donde la mejor comida le esperaba. Solo Nadeshiko sabía como alimentar a la familia Kinomoto y su sazón jamás había podido ser igualado por nadie.

El resto del día se la paso divertida oyendo muchas anécdotas sobre lo que había sucedido en aquella ciudad en su ausencia.

Habían sido nueve años sin respirar el aire que sus padres y hermano respiraban. Nueve años viviendo en Nueva York, forjando su vida, conociendo nuevas cosas y dedicándose a todo lo que le apasionase y por extraño que pareciese en aquel momento no se arrepintió de haber regresado.

Tal vez ya era hora para finalmente aceptar que las cosas no eran a como solían ser y cerrar viejas heridas. Tal vez todos realmente habían cambiado.

“La semana pasada vi a Shaoran, me pregunto por ti Saku”

Aquellas palabras la sacaron de sus pensamientos y miro con los ojos entrecerrados a todos los presentes. Sus padres sonreían y su hermano también, incluso Nakuru le sonreía con basta complicidad.

“Saben, de pronto me sentí un poco cansada, debió ser el viaje. Creo que me iré a descansar”

Su mamá suspiró y le dedico una profunda mirada que no paso desapercibida para nadie en aquella sala.

“Tu habitación sigue en el mismo sitio de siempre, dormirás ahí”

“Gracias mamá, hasta mañana a todos. Que descansen”

Salio con rapidez de aquella sala y subió hasta su habitación, cerro la puerta con fuerza y abrazo la almohada intentando olvidar aquel nombre que Nakuru había pronunciado.

“Shaoran Li, ¿qué habrá sido de ti?”

Después de nueve años se sintió con añoranza al recordar el nombre de aquel chico que había sido el sueño de sus sueños. Pero también aquel que le había hecho más daño que nadie, incluso más que Kobayashi.

Y en ese momento, al recordar todo lo sucedido lo odio con toda su alma; tal y a como lo había hecho hacia muchos años… tal y a como sabia lo había odiado durante esos largos años. Como jamás dejaría de hacerlo.

-…-

Al despertar con los rayos de sol entrando por su ventana se dio cuenta de que se encontraba en su vieja habitación y rodó exhausta, intentado recuperar el sueño.

“No te duermas de nuevo Saku”

Tomoyo, su mejor amiga de toda la vida estaba sentada en la silla de su escritorio. Sakura la miro con sus somnolientos ojos y sonrió aun deseando dormir más.

“Tomoyo, que gusto verte”

“Si, puedo verlo. En realidad ni siquiera creo que hayas querido verme; hace mas de tres meses que no me hablas y ahora vienes de pronto a la ciudad y no tienes la delicadeza de alzar ese auricular tuyo para hablarme y decir: Hey Tommy, ¿Qué crees?, vuelvo al viejo pueblo. ¿Increíble no lo crees?”

Sakura sintió sus mejillas arder. Sabia que Tomoyo estaba molesta con ella y estaba avergonzada por no haberle siquiera avisado que iba. Ella era una de las únicas personas que realmente habían sido sus amigas en ese lugar pero y una de las únicas que aparte de su familia que se había preocupado por ella, que la había escuchado pero sobre todo la había querido por quien era.

“Lo siento Tommy, en serio. Es que todo sucedió tan pronto; no tenia ningún plan de tomarme unas vacaciones y venir al pueblo, aunque no creo poder llamarle vacaciones si tienen mi numero celular, el de mi casa y el Internet para atestarme con cosas de la empresa si es necesario”

“Te perdono si me prometes que hoy eres toda mia. Quiero que vayamos al viejo café y charlemos… podemos ir a todos los lugares que quieras y además tengo muchas cosas que contarte. Muy importante y sobre todo. Top-secret”

Tomoyo le guiño un ojo y después se puso de pie como un resorte mirando a su alrededor.

“Este lugar esta idéntico a como lo recuerdo. Sabes, anoche cuando tu mamá me hablo para decirme que estabas aquí no se lo creí, se sorprendió mucho al enterarse que no sabia que vendrías… creo que por un momento se sintió algo culpable”

“Soy una tonta, en serio que debí avisarte. Si hay alguien en este lugar aparte de mi familia a quien deseaba ver era a ti Tommy… pero, que te parece si me dejas arreglar y el resto del día soy tuya. ¿Hecho?”

“Perfecto, te espero abajo”

Estando viviendo tantos años en una ciudad tan ajetreada como lo era la ‘Gran Manzana’ había olvidado que estar en un lugar tranquilo como New Haven de vez en cuando era necesario.

New Haven no era tanto un pueblo, era una ciudad pero era lo suficientemente agradable y acogedora. Como un gran pueblo y si había algo que siempre le había agradado de ese lugar era la manera en que el viento movía su cabello y susurraba a su oído cosas inentendibles, pero sobre todo… siempre había amado sus grandes noches llenas de estrellas. No había visto una sola noche estrellada en Nueva York desde que vivía ahí.

“¿Extrañabas el viejo pueblo verdad?”

Tomoyo y ella se encontraban en el café favorito de ellas. El Coffee Table Café había sido su lugar favorito desde que tenia memoria, solo que no lo recordaba de la manera en que aquella media tarde lo había visto. Estaba remodelado pero definitivamente mucho mejor que antes.

“Si, un poco. Se ve tan diferente”

Tomo un sorbo de su café y siguió mirando por la ventana asombrada de la cantidad de cambios que había en la ciudad.

“No todo ha cambiado Saku, la vieja escuela sigue siendo la misma y los alumnos siguen dando la misma lata de siempre”

Sakura miro con interés a Tomoyo, por un momento había olvidado que su gran amiga había decidido convertirse en una Profesora.

“Es increíble todo esto, no creí volver nunca mas. En realidad... no tenia el mas mínimo interés en volver”

“Si supieras todo lo que ha sucedido desde que te fuiste te sorprenderías. ¿Recuerdas a Jason Vinnicombe?”

Sakura sonrió el recordar a Jason. Jason era un chico que solía atosigarle un poco durante la preparatoria, pero para ella solo era un muy buen amigo. Nunca le hablo de su amor abiertamente pero había oído en alguna ocasión a Tomoyo hablar con él sobre ella. Tenía buenos recuerdos de aquel pecoso rostro y sonrisa sincera.

“Por supuesto que lo recuerdo, era un gran personaje”

“Pues déjame decirte que se ha casado con Sally O`Hare. Tienen dos increíbles niños y juntos abrieron una heladería donde hacen los mejores helados, después te llevare para que los saludes. Estoy segura de que les dará mucho gusto verte”

“Me encantaría verles, pero ahora que recuerdo Tommy dijiste que tenias algo Top-secret que contarme. Ya hemos estado hablando lo suficiente del pasado y de mi vida en Nueva York. Cuéntame que has hecho en este tiempo, ¿aun sales con Eriol Hiiragizawa?”

Sakura observo como el color en las mejillas de Tomoyo comenzaba a aumentar y no pudo evitar estallar en risas.

“Dime la verdad, se van a casar. ¿No es así?”

Tomoyo no dijo nada pero sus ojos la delataron mientras comenzaban a llenarse de lágrimas y Sakura se sintió totalmente conmovida al mirar de esa forma a su pequeña Tommy. Se puso de pie de un solo golpe y se acerco a Tomoyo para abrazarle con fuerzas mientras le felicitaba en voz baja.

“No deberías llorar, es algo muy lindo. No conozco a este Eriol pero me has hablado tanto de él que estoy segura de que te ama y tu a él. ¿Qué es lo que te agobia si es perfecto Tommy?”

Tomoyo se limpio las lágrimas y aclaro su garganta en un vago intento por apaciguar su llanto, mezcla de alegría y preocupación. Fue entonces al mirar una vez mas aquellos grandes ojos de su amiga que Sakura se dio cuenta de que algo no andaba bien.

“Podremos hablar de esto después en un lugar mas privado, ¿Qué te parece si vamos por uno de esos helados de los Vinnicombe?”

Tomoyo soltó una risa nerviosa y miro a su alrededor esperando no haber llamado la atención de alguien, limpio sus lagrimas y tomo un pequeño espejo de su bolso antes de ponerse de pie y salir acompañada de Sakura a la heladería.

Durante ese pequeño recorrido Sakura no sabía por que, pero estaba segura de que algo tenía que ver la madre de Tomoyo dentro de toda esa angustia que le reflejo mientras lloraba.

Su madre, Sonomi Daidouji era una mujer dedicada a los negocios y una de las mujeres con mayor influencia en la ciudad de New Haven y siempre había tenido en una alta estima la valencia de su hija Tomoyo. Así que esperaba que ella se casase con alguien digno de ella. Y a juzgar por la forma de ser de Sonomi y sobre todo por algunos comentarios que alguna vez hizo Tomoyo, su madre no aprobaba del todo a Eriol.

“Deberías probar el de chocolate, es el mejor”

Juntas entraron al establecimiento y un joven de ojos verdes y pecas se acerco con rapidez rumbo a la puerta sonriendo de oreja a oreja.

“Miren lo que el viento nos ha traído, Sakura Kinomoto. Que gusto verte”

“Hola Jason, ¿Cómo estas?”

Jason la tomo sin contestar con fuerza y la abrazo a como lo había hecho hacia nueve años antes de tomar un camión hacia Nueva York. Y ella se dejo abrazar presa del cariño que aquel abrazo le brindo.

“Que gusto verte, en serio Sakura. Ha pasado mucho tiempo, solo por darme el honor de venir a mi heladería le diré a Sally que te prepare nuestro helado especial. Un banana split con cerezas y fresas. Extragrande”

Sakura sonrió ante la mención del extragrande y asintió con felicidad mirando a Tomoyo por el rabillo del ojo, su amiga se carcajeaba y se acercaba al mostrador para saludar a una bella mujer de cabellos castaños, Sally.

“Gracias Jason, te acompaño al mostrador; así saludo de paso a Sally. ¿Cómo están los niños?”

Miro el asombro en el jovial rostro de Jason y sonrió de manera amigable mientras llegaban al mostrador donde Tomoyo pedía su helado favorito.

“Están de maravilla, deberías ir a cenar un día de estos a casa para que los conozcas. Seguro que les agradas”

“Gracias, lo tomare en cuenta”

Después de tomar el helado y charlar un rato más con Tomoyo se dirigieron directo a casa de Sakura para descansar después de un largo día. Al llegar Sakura miro un automóvil negro que no conocía estacionado fuera de la casa pero no le tomo importancia, seguramente sus padres tendrían visitas.

Bajo del auto de Tomoyo y se despidió de ella después de quedar en verse al siguiente día para terminar de conversar todo lo que había quedado pendiente y se encamino a la puerta.

“Buenas tardes familia, eh llegado” Anuncio Sakura mientras entraba y se dirigía rumbo a las escaleras que llevaban a su antigua habitación con toda la intención de descansar.

“No subas aun cariño, tienes visitas”

Sakura se detuvo de pronto ante la mención de visitas para ella. Siguiendo el sonido de la voz de su madre se dirigió al salón y se quedo parada en aquel mismo lugar mientras observaba a su madre y padre con una taza de café. Alguien más les acompañaba, un joven de cabellos castaños y ojos miel que la miraban detenidamente. Como queriendo leer mas allá de la superficie.

Y entonces lo reconoció, aquellos ojos jamás los olvidaría. Shaoran Li.

“¡Tu!” Exclamo clavando sus ojos verdes en los miel sin importarle la presencia de sus padres.

“Si yo, ¿Cómo estas Sakura?”

Miro como en cámara lenta él se acerco a ella y entonces reacciono, ¿Qué hacia él ahí?, ¿Y por qué se acercaba con tanta familiaridad a ella?. Negó con la cabeza mientras daba dos pasos hacia atrás.

“¿Qué haces aquí Shaoran?”

“Creo que tu mamá fue clara al decirte que venia a visitarte, ¿acaso no es obvio?”

Los labios de él se curvearon en una sonrisa que le pareció deslumbrante por un segundo y después moviendo frenéticamente su cabeza exclamo.

“¡Fuera de mi vista!, ¡fuera!”

Y sin darle tiempo a nadie de decir nada corrió rumbo a su habitación para escapar de aquellas imágenes que ahora tenía agolpadas en su mente. Imágenes de de todo lo sucedido hacia nueve años y que no recordaba desde hacia mucho.

Shaoran y ella besándose, Shaoran y ella durante la graduación juntos… Shaoran y ella en la casa de él a solas. Ella se había entregado a Shaoran por primera vez y él solo se había burlado de ella publicando fotografías de ellos dos juntos por toda la preparatoria. Había sentido tanta vergüenza… ella le había amado y él solo había jugado con ella para demostrarle a sus amigos que podría tenerla, para demostrar que aun la chica menos agraciada de la preparatoria podía ser seducida por el mas popular.

No se había percatado siquiera de en que momento las lagrimas habían comenzado a recorrer su rostro cuando se miro frente al espejo de su cuarto y las limpio con delicadeza, ¿Por qué aun después de tanto tiempo lloraba?, ¿Por qué la buscaba?. ¿Acaso creía que no había sido suficiente con todo lo que había hecho hacia nueve años?.

“Sakura, ¿puedo pasar?”

La voz de Shaoran irrumpió sus pensamientos y miro hacia la puerta, él estaba ahí parado en el umbral y la miraba con sus ojos, ¿acaso lo que leía en ellos era tristeza?. No, no podía ser eso… solo debía ser satisfacción de verle llorar.

“¿Por qué no me dejas en paz y te vas a tu casa Shaoran?. Creo que hace nueve años entre nosotros todo quedo mas que claro”

“No es así Sakura, tengo ganas de explicarte todo. Quiero que sepas que yo--”

“Por favor Shaoran, no quiero oír nada. Solo date la vuelta y déjame en paz”

Ni siquiera se atrevió a mirar una vez hacia la puerta, solo pudo oír el suave click de la puerta al cerrarse y supo que él se había ido.

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