jueves, 27 de marzo de 2008

Tarde - Capitulo 8

Por: Isabel

Capitulo 8
Confusión

Había notado algo diferente aquella semana en Kouga y aun no sabía que era. Eso la inquietaba por que aunque no quisiese admitirlo, tenía miedo de que InuYasha hubiese hablado con él y le hubiese contado algo sobre lo que había sucedido. Suspiro intranquila, aquel día se cumplían dos semanas desde lo sucedido con InuYasha y aun lo sentía como si hubiese sido hacia solo unas horas atrás.

“¿Por qué no puedo sacarte de mi mente?”

Mientras pronunciaba aquellas palabras escucho el comunicador sonar y atendió sin pensarlo.

“¿Señorita Higurashi?”

“Si, dime Ema“

“La busca el Señor Sassa. ¿Lo hago pasar?”

La solo mención de su nombre cortaba su respiración y pensando que lo mejor seria hablar con él y aclarar las cosas dejo dicho que lo hiciera pasar y que si alguien llamaba o venia a buscarla dijese que se encontraba en junta. Poco después la puerta se abrió y delante de ella se encontraba InuYasha en un elegante traje negro; se mordió la lengua para no tener que morderse los labios al mirarlo con detenimiento y corroborar una vez mas lo apuesto que era.

“¿Cómo estas Kagome?”

La repentina pregunta la hizo recordar lo que hacia no mucho pensaba y entornando los ojos rodeo el escritorio para encontrarse frente a él.

“¿Cómo estoy?, bien pues la verdad no muy bien. ¿Qué demonios le dijiste a Kouga?, últimamente actúa muy raro y no me gusta para nada”

Kagome miro a InuYasha dejar escapar una breve risa y eso la hizo enfurecer más. ¿Acaso se estaba burlando de ella?.

“InuYasha no me causa risa, dime la verdad. ¿Le dijiste algo a Kouga?”

Estando tan centrada en su furia no noto el momento en que este se acerco peligrosamente a ella y tomándola con fuerza de la cintura la acerco hasta tocar directamente sus caderas y reprimió un grito de asombro ante esta actitud por parte de él. ¿A que estaba jugando y por que ella no dejaba de hacerse tontas preguntas sin externarlas?.

“Tranquila, yo no le eh dicho nada a Kouga así que no quieras echarme la culpa de su ‘extraño’ comportamiento pequeña”

“¿Entonces por que estas aquí?”

La pregunta había salido de manera tan repentina de sus labios que confundida busco la mirada de su compañero y en esta encontró decisión, pasión... era una mirada tan fuerte que la hizo perder el aire en sus pulmones por un segundo y sintió su corazón latir aceleradamente al compás con su respiración.

“Por ti pequeña, todo esto es por ti”

Ruego el tiempo, aquel momento en que mi mundo
Se paraba entre tus labios
Solo para revivir, derretirme una vez mas mirando tus ojos negros
Tengo ganas de ser aire y me respires para siempre;
Pues no tengo nada que perder

El tono de su voz fue ronco y le había erizado el bello de su nuca; así que en cuanto los labios de él se posaron demandantes sobre los suyos propios no pudo reprimir el deseo que la actitud de InuYasha le hacia sentir, no le importo si era correcto o no y se dejo llevar por el vaivén de sensaciones que aquel cuerpo le proporcionaba. Era tan profusa la sensación que de poco en poco su cuerpo reacciono y sus cuerpos se juntaron casi hasta fundirse en uno solo.

Todo el tiempo estoy pensando en ti,
En el brillo del sol, en un rincón del cielo
Todo el tiempo estoy pensando en ti,
En el eco del mar que retumba en tus ojos de hiel

Mientras sentía una vez mas las manos calidas de InuYasha explorarla sin reparamientos sentía que algo se encendía dentro de ella y le quemaba hasta el punto de sentir que si no hacia algo para apagarlo pronto se consumiría. Poco a poco sus manos también comenzaron a explorar el masculino cuerpo de InuYasha, desde sus fuertes y anchos hombros hasta su pecho fuerte y masculino y su olor; su olor estaba por todas partes asfixiándola y haciéndola desear cada vez mas. Ahogo un gemido mientras lo sentía besar su cuello y adentrar su mano hacia su blusa… y entonces se detuvo súbitamente.

“Dime que lo deseas Kag, dime que lo deseas tanto como yo”

Observó detenidamente aquellos ojos ámbar, estaban tan obscuros que parecían negros y sabia que eso era producto de todas las sensaciones que ella misma estaba experimentando y tomándolo por sorpresa lo tomo del cuello y comenzó a besarlo con frenesí.

“Si InuYasha, lo deseo tanto como tu”

Solo para revivir, derretirme una vez mas mirando tus ojos negros
Tengo ganas de ser aire, y me respires para siempre;
Pues no tengo nada que perder

Sin contestar siquiera a lo que Kagome había dicho InuYasha se dejo llevar y la tomo con fuerza de la cintura hasta dirigirla al escritorio de esta.

Escucharla decir que también lo deseaba inflaba su pecho y le hacia sentir que después de todo no solo él se sentía afectado, que posiblemente ella también había soñado alguna vez con él, con conocerlo… y probablemente también pronto podría estar con ella.

Todo el tiempo estoy pensando en ti,
En el brillo del sol, en un rincón del cielo
Todo el tiempo estoy pensando en ti,
En el eco del mar que retumba en tus ojos

Todo el tiempo estoy pensando en ti,
En un brillo del sol, y una mirada tuya, soñé

Después las palabras no habían sido necesarias, así que después de despojarse de sus ropas y acariciarse con pasión, lograron lo que sus cuerpos y almas deseaban con ansias. Unirse hasta lograr ser uno solo, hasta alcanzar la total satisfacción.

Y mientras se besaban una vez mas al termino de aquel episodio InuYasha se dio cuenta de que aquello que sentía por Kagome no solo era pasión, era algo mas y quería poder decírselo, decirle que la amaba, que la amaba aun antes de conocerla pero sabia que era arriesgado así que lo único que hizo fue intentar demostrárselo por medio de su cuerpo, por medio de todas y cada una de las caricias que le daba, por medio de sus besos.

Si te soñé, y te soñé y te soñé una vez más…
Si te soñé, y te soñé y te soñé una vez más…
Te soñé, te soñé, te soñé una vez más…

-…-

Kouga miraba inquieto hacia el paisaje que daba su oficina recordando el episodio que hacia casi dos semanas lo traía vuelto loco.

Se encontraba con InuYasha trabajando en unos informes y mientras terminaban de dejar listos unos contratos conversaban sobre cosas irreverentes. Cuando de pronto, había irrumpido su asistente en el despacho sin tocar previamente.

“¿Sr. Tsukade?”

En la puerta se encontraba Ayame con un rostro apenado. La miro con molestia y después dirigió su mirada a los reportes.

“¿Qué sucede Ayame?, dije claramente que no nos molestaran”

“Lo siento Sr. Tsukade pero es que tiene una llamada importante en la línea y por mas que intente que el Sr. Menomaru desistiera no lo logre”

“Bien, pásame la llamada a la línea”

Justo cuando su asistente desapareciera de su vista y terminase aquella llamada tan insistente por parte de Menomaru, InuYasha le miro con una mirada traviesa y la sonrisa que tanto conocía.

“¿Y ahora por que esa cara?”

“¿Acaso tiene algo mi cara Kouga?. Que yo sepa siempre ha tenido este aspecto”

“Si claro”

“Tranquilo no es nada. Solo pensaba, ¿Ayame tiene novio?”

Al principio el comentario por parte de InuYasha había sonado fuera de lugar pero después recordó que hacia unos momentos Ayame su asistente había entrado en la oficina con sus alegres ojos verdes y sonrisa sincera. Que el supiera Ayame era soltera y de alguna manera solo vivía para complacerle a él.

“No que yo sepa, si tiene eso demuestra su nivel de efectividad. Es difícil encontrar asistentes así”

“¿Así como?”

“Si, tu sabes… dispuestas a trabajar, con horario disponible, efectivas. Todo eso”

“Ahh pensé que te referías a la cláusula donde especificas que deben estar enamoradas de ti”

“No se de que hablas InuYasha”

-…-

Al principio aquellas palabras por parte de InuYasha habían sonado tontas e irrelevantes. Pero lo cierto era que a medida que lo pensaba más y mas pequeños detalles en la actitud de Ayame le hacían pensar que lo que había insinuado su amigo podría ser cierto. También comenzaba a ser conciente de que estaba dejando de verle como tan solo Ayame su asistente y comenzaba a notar cosas que nunca antes había notado en ella.

Sus ojos, su boca, el sonido de su voz… y sabia que eso no traería nada bueno. En realidad, no estaba trayendo nada bueno para él. Su boda con Kagome la veía tan lejos y cerca de la vez pero al mismo tiempo comenzaba a temer por que la misma no se realizara jamás... y el lucharía férreamente contra el mismísimo Dios para que esa boda se llevase a cabo.


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